Emilio había madrugado para ir al mercado mayorista de frutas y a su regreso comenzó a ordenar la mercancía recién adquirida. Todo muy bien expuesto.
Por fin abría la frutería después de tanto trabajo, ilusión y muchas horas de sueño invertidas en el proyecto.
Las naranjas a la izquierda del mostrador, las piñas de plátano colgadas del techo, sobre la balanza reluciente. En medio la caja registradora… soñaba con hacerla sonar de una vez. A la derecha sandías melones, cerezas,…
Todo estaba preparado, reluciente, bien expuesto. Emilio repasó todos los focos para que iluminaran la fruta a su gusto,… Todo en orden.
Las 8:45, solo faltaban quince minutos para inaugurar su tienda… ¡Por fin! ¡Su propio negocio!
Se quedó en pié, impaciente, mientras observaba su tienda. Se sentía orgulloso de si mismo y del trabajo que había realizado. Estaba encantado.
Miró con nerviosismo el reloj… las 8:58.
Una mujer esperaba al otro lado de la persiana, haciendo tiempo a que abriera.
Emilio con disimulado nerviosismo quiso dar su último toque perfeccionista, cogiendo una manzana de reflejos rojizos, la frotó con el paño que llevaba en la mano y la lustró con esmero.
Las 9:00. La persiana automática comenzó a elevarse lentamente dando paso a su primera clienta….
Ella, morena de ojos negros, que hablaban por si solos, se adelantó al mostrador y después de observar con detenimiento la manzana recién lustrada y como no existiera nadie en este mundo, se la llevó a la boca de dientes perfectos y extremadamente blancos y dando un calido mordisco miró a Emilio. Imantado por esos ojos negros y atractivos se la quedó mirando hipnotizado y con una sonrisa de “bobo de baba” le dijo:
-Hola, Eva,… supongo.
QUE INTRIGA... QUE LE DIJO MAXIMO A EVA?????
ResponderEliminarUn toque de sensualidad e intriga a la pasión, supongo. No me gustaría que quedara en una simple compra y nada más...
ResponderEliminarEva y la manzana prohibida, ya sabemos que lo prohibido incita más al atrevimiento de pasar desapercibido, es estimulante y excitante.
Un beso Máximo.