Desde la litera oía cantar a los niños. Para mi, no eran mas que niños reventones que anunciaban las Navidades a todo el patio de vecindad, recordándome que tenía que ir al colegio a recoger las notas.
El verdadero sentido de la Navidad había llegado una vez mas a mi corta vida de adolescente. La experiencia me había hecho entenderlo. A las diez en punto me entregarían las notas en el colegio. Acababa el primer trimestre. Era un mal trago. Recoger el esperado disgusto, volver a casa con las notas y justo antes de comer, cuando mi padre estaba leyendo el periódico en su sillón orejero, empezaría el interrogatorio tan esperado.
-Máximo ¿Te han dado las notas? –Preguntaba arqueando una ceja, esperándose los resultados. -¿Cómo no me las has enseñado nada más llegar a casa?
-Es que… -y mientras extendía el boletín de notas entregado por el Hermano Julián donde describía mis suspensos, mis criticas, mi falta de colaboración con su sistema,… y todo ello con la mayor claridad del mundo. También ponía el número de “posición de listo” que ocupaba en mi clase, entre los cuarenta y cinco alumnos que éramos. Nunca fui el primero, ni el segundo, ni…
El interrogatorio continuaría durante unos minutos, como todos los años, mi padre con su experiencia y falta de pedagogía, aplicaba sus castigos ejemplares ante los hermanos que al igual que yo, esperaban su turno. Su condena era en horas de estudio sin salir a la calle, directamente proporcionales a los suspensos obtenidos. Pensaba que estudiaría más. ¡¡¡Craso error!!!
Y así es como llegaba todos los años a mi casa el verdadero sentido de la Navidad, de la mano de la Lotería Nacional, a la orden del boletín de notas de los Hermanos Maristas, que debía de devolver debidamente firmado a la vuelta de las vacaciones. Lo que originaba una segunda y soberana bronca por las notas al tener que volvérselas a enseñar a mi padre para que las firmara. Era su táctica… nunca firmaba las notas a la primera bronca, para que no se nos olvidase.
Creo que estos recuerdos son lo que realmente han hecho que odie la musiquilla de la Lotería Nacional y mí falta de atracción a este tipo de inventos con falta de escrúpulos de interés Nacional. Nunca juego.
Siento que te traigan tan malos recuerdos esa musiquilla de la loteria,a mi encambio, cuando la escuchaba de pequeña ,me hacia feliz , por que se acercaba la navidad, siempe la vivi con mucha alegria, ahora la recuerdo con nostalgia... ya nada es lo que era, pero ... siguiendo l tradiccion , YO SI JUEGO
ResponderEliminaryo también siento lo muhco que lo odies...y comprendo que lo hagas!jeje yo si juego pero me ha gustado tu entrada y como escribes.espero que te pases por mi blog, yo también he escrito sobre esto, no se tal vez te interese leerlo jiji
ResponderEliminarQuerido Máximo:
ResponderEliminarAunque nunca juegues, te desseo de todo corazón que esteaño TE TOQUE LA LOTERÍA.
Elige tu mismo cual.
Un abrazo entrañable y cariñoso desde esta tierra que siempre fue seca y que ahora está chorreando de Á.
Para mí la navidad tampoco tiene tanto de especial. La lotería me tocó hace tiempo y sigo celebrándolo, por supuesto no la del estado. Un saludo para todos, os deseo lo mejor.
ResponderEliminarEstimado Máximo, ¡Feliz Navidad!
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