"Tras ser infeliz toda su
vida por querer tener un final feliz", le ocurrió un fenómeno de esos que solo
pasa al amigo de un amigo. Le pudo haber crecido la nariz e incluso las orejas,
que dicen que crecen con la edad, pero le creció el ombligo, le creció tanto
que parecía una ensaimada de Mallorca. Sentía tal orgullo por ello, que se lo
miraba constantemente, día a día, minuto a minuto... y mientras le iba
creciendo, se sentaba con ínfulas en su sillón, donde planificaba,
organizaba, registraba, contabilizaba y transmitía las decisiones como si de un puesto de mando estratégico se tratara,
mientras chistaba o carraspeaba al aire para sugerir las órdenes a los ausentes que
habitualmente compartían su soledad, junto al afónico Pepito Grillo y el incansable
Peter Pan, que desde lo alto se acostumbró a la escena...
El caso es crecer amigo Máximo
ResponderEliminar