viernes, 29 de octubre de 2010

Con la boca cerrada y las piernas cruzadas. (Reposición)

Me he tomado la libertad de publicar nuevamente éste relato. Me sorprende comprobar una vez más, que despues de meses, ésta página sigue siendo la más visitada por mis nuevos lectores.

La escaparatista “del chino” me había dicho que era buenísimo para ejercitar el suelo pélvico y otras sensaciones más intimas… pero ahora, sentía como me fallaban las fuerzas en la cola del supermercado. Sin poder decir nada.

Contraía mis interioridades con mis desacostumbrados músculos con todas las fuerzas, pero poco a poco adivinaba que todo iba a ser inútil. Así que hice todo lo que pude. Hice un “cruce de piernas tipo”, como si fuera poseedora de una gran incontinencia urinaria.

No podía hacer nada y encima aquella “Marujona” que se me había adelantado en la fila, con el carrito repleto de cosas que se me antojaban estúpidas… un “electroplumero”, una caja de crema de rejuvenecimiento, la crema adelgazante y ambientadores para inodoros…

Mientras tanto mis congelados estaban dejando de serlo y mis piernas cruzadas se apretaban una contra otra. Mi sentido del ridículo a punto de sufrir una crisis. La paleta cromática que mostraba mi rostro, acababa de transformar el “rojo intenso” en “rojo ira”, mientras modificaba sus tonalidades con toques blanquecinos y verdosos.

… pero todo tiene un limite y mis esferas no pueden negar la existencia de la fuerza de la gravedad y traspasaron sin dificultad el material elástico de mi lencería fina…y escasa.

Cuando las incontenibles bolitas de acero musical llegaron al suelo sentí un gran estruendo, aunque algo acolchado por el cascabeleo típico de película china… como si de suaves campanillas se trataran… o eso me pareció… Sentí una vergüenza incalculable.

La gente de mí alrededor miraba el suelo siguiendo con la vista esas dichosas esferas de acero musical, que rebotaban sin parar.

Tomé una solución drástica… y echándole jeta, abandoné mis descongelados en el suelo, cogí las esferas y dándole en el hombro a la “Marujona” que me precedía en la cola, le dije casi chillando para que me oyeran todos: -“Señora, se le han caído las bolas chinas” –y sin volver la cara atrás, salí a grandes pasos hacia la puerta de salida. Necesitaba aire.

19 comentarios:

  1. Jajaj.
    Te he leído muchas veces, pero casi no te he comentado.
    Esta entrada me parece fantástica porque me has hecho reír a carcajadas.
    Pobre Señora, pero supo salir bien de la situacion embarazosa.

    Saludos

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  2. Que divertido. Máximo, has mezclado la ironía, el humor, lo cotidiano y la sensualidad en un sólo relato.
    Un beso.

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  3. Así me gusta a mí: resolutiva!
    Y es que a veces nos dejamos "comer" por el miedo, la vergüenza...

    Lo de las bolas chinas y las piernas cruzadasssss (ay, que no aguantoooo!), me ha encantado! Jajajaja!
    Muy bueno!

    Mujeres al poder!
    ;)

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  4. Hola Máximo
    Pobre mujer, menuda sensación en la cola del super.¡Pues sí que tenía los músculos desacostumbrados!, jajajaja.
    La cara de la marujona sería digna de inmortalizarla para la posteridad.
    Muy divertido

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  5. El relato muy bueno, gracioso y ocurrente. Me he estado informando y aunque son muy graciosas metálicas porque si se caen suenan, al parecer es más recomendable comprarlas de silicona, para que no den alergia. Pero cómo aprendemos en tu blog.

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  6. Entretenido y gracioso. Sigo riendo.

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  7. Eso si que es quitarse el muerto de encima.
    Txori

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  8. jajajajaja... cómo me ha gustado y cómo me he reído... pues sí que tenía la pobre mujer el suelo pélvico deteriorado, jajjaja. Genial, Máximo, genial...

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  9. Diosss míoooo... he sentido la vergüenza ajena en carne propia!!!
    Te acabo de descubrir y, con tu permiso, me quedo dando un voltio.

    Un saludo!

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  10. Muchas gracias Máximo por tu comentario en mi blog y siento haberte dado envida (aunque sana, por supuesto)con mis pequeñas vacaciones playeras (¡quién estuviera allí ahora, con este calor, por cierto!)aunque me temo que cuando te diga que en unos dias me voy a Croacia, te despertaré un poquito más de envidia....jajajaja. Bueno, yo te deseo también que tengas unas vacaciones estupendas y que hagas lo que hagas y vayas donde vayas, las disfrutes mucho. ¡Ya nos contarás!. Un fuerte abrazo,

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  11. Gracias Maximo, tomé nota de tu comentario y añadí el Festival de Jazz de Vitoria y ¡ahora eres tú el que me das envidia a mi por poder ir a verlo! Un saludo,

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  12. jajajaja que arte... yo me hubiera muerto en el acto, menos mal que mi musculatura de esa zona es fuerte jejejjee
    Un saludo

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  13. Nada mejor para situaciones embarazosas que "mantenella, no enmendalla".

    A ver si tomo nota y aprendo.

    Un abrazo Á.

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  14. Me acuerdo de esta entrada y de lo mucho que me reí, casi me notaba yo el apuro... jajajaja!

    Reponer de vez en cuando entradas de este tipo está bien, por uno mismo y por los demás, se da la oportunidad a recordar y a leer quien no nos conocía entonces...

    Hala, muxus de domingo super lluvioso!
    ;)

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  15. Hola Máximo, en primer lugar agradecerte la visita a mi blog por dejarme tu comentario, y ahora después de leer éste excelente relato decirte que es una entrada fabulosa que no sobrepasa nada que no sea real, dentro de la cotidianeidad, es de una ocurrencia y humor fantástico, sale una satisfecha de tu lectura, te mando un saludo literario desde má al sur amigo bloguero.

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  16. ¡¡Buenísimo Máximo!!No sé si te he dejado comentario alguna vez pero encuentro más que "maximo" el contenido de este Blog. Con esta historia me troncho, se me está ocurriendo una broma genial para mi mejor amiga, jajaja a ver cómo reacciona si en la cola del súper con el carro hasta arriba le digo que llevo puestas unas bolas chinas y que se me están cayendo jajaja, ya te contaré porque seguro que su reacción es digna de mención. Un beso. Voy a seguir leyéndote

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  17. ¡Vaya ocurrencia!
    Pero es verdad que en mis clases de Pilates, nuestra profesora nos las recomienda para fortalecer nuestra musculatura en esa zona, aunque ya la fortalecemos con nuestros ejercicios.
    Pero, digo yo, la ocurrencia de que en la cola de un supermercado alguien aproveche para ejercitarla es un poco... cómo diría yo... ¿extraño? ¡Ja, ja, ja...!

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  18. Máximo, que buena elección en venir a conocerte, es más me voy inspirada....

    Besossssss ♥♥♥

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