lunes, 19 de septiembre de 2016

Un café solo en la cafetería de la esquina.

La pareja de novios se puso junto a mí ante la barra de la cafetería. Ella pidió por los dos: Un café con leche y una taza de chocolate. La camarera les advierte que tengan precaución al cogerlo, porque que el chocolate está muy caliente. Él se sienta sonriente en una de las mesas libres. Lleva un paquete en la mano. Ella también sonríe, paga las dos consumiciones y hace dos viajes, el primero con el café con leche para él y el segundo viaje con extrema precaución la taza de chocolate para ella.

Desde la mesa, el chaval observa la escena sonriente, disfrutando y esperando su llegada a la mesa. Cuando están los dos sentados, el "indudablemente enamorado" le saca un paquete a su, también "sin duda enamorada" y espera que descubra lo que hay dentro.

Ella está nerviosa y con una cara de felicidad indescriptible saca de su interior una camiseta, que la extiende para verla mejor. Él la mira feliz. El universo les pertenece en ese momento... “No puede haber nadie en este mundo tan feliz”.  

El hecho es real y ocurre en Vitoria, en una cafetería que hace esquina donde a veces desayuno. La pareja, con Síndrome de Down, desborda felicidad. Mientras yo, acabo mi “café solo” y verdaderamente solo, me siento ñoño, me emociono al verlos, pago mi café a la camarera en silencio y sin apenas mirarla salgo a la calle respirando fuerte, meditando lo difícil que hacemos lo aparentemente sencillo como es el querer.

4 comentarios:

  1. Estos chicos son realmente especiales, actúan sin prejuicios.

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  2. Ser testigo de esa escena es emocionante.Lo triste es que la soledad te acompañase.....
    Sí,el AMOR es sencillo.
    Precioso el comentario.

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  3. Muchas veces me he sentido así de "ñoña"....Pero prefiero eso que ver discusiones

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  4. Quizá sus limitaciones les libra del miedo. Simplifican por necesidad...y se hacen libres...

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