viernes, 25 de septiembre de 2009

El Sr. Diputado

Carlos estaba preparando su doctorado en Bellas Artes y en los ratos libres que le dejaba su estático trabajo de ujier en aquel edificio tan señorial, aprovechaba para preparar su tesis. Era un trabajo demasiado tranquilo incluso a veces aburrido, pero Carlos, a pesar de sus escasos recursos económicos, era ambicioso en cuanto a objetivos, si a conocimientos se refería, al igual que otros compañeros. No así entre políticos del momento.


Hacía un día caluroso y hoy había pleno por lo que se esperaba una mañanita movida. Un representante de un grupo político presentaba una moción de censura.


Carlos vio que el diputado en cuestión entraba por el pasillo.


-“Hey” Carlos – saludó el diputado, queriendo ser amable y acercándose a él se interesó por el libro que llevaba bajo el brazo – ya sabes lo que opino “majo”. Por mucho que estudies, la universidad de la vida es la única que vale.


-Buenos días Sr. Diputado


-Vaya día, -continuó el Diputado -… hace un “calor sobornoso” y encima esta noche he tenido que acompañar a mi mujer a urgencias por que ha tenido un “cólico frenético”… la médica, que no ha debido de darse cuenta quien soy, nos ha tenido sin hacernos caso, hasta las tres de la mañana. Encima cuando hemos llegado a casa me he encontrado a mi hijo de doce años, levantado, jugando en el sofá con “la playboy”. Menuda bronca hemos tenido, toda la noche enganchado a la pantallita.


Don Ricardo, ahora Don Richi, era un diputado que se consideraba imprescindible en el gobierno autónomo del que formaba parte, desde que llegó aquí, silenció el pueblo donde nació, perteneciente a otra comunidad, al parecer, conoció de refilón la miseria de un país en posguerra. Aquí vino a los veinte años y en cuanto pudo, frecuentó los ambientes del partido mas tradicional y su nombre, con el que fue bautizado, lo tuneó y adaptó a las circunstancias, cambiando “C” por “Ch” y las “B” por “V”, según marcaban los cánones, haciendo todo lo que hiciera falta y fuera políticamente correcto. Tan solo el carné de identidad delataba su lugar de nacimiento.


Tal fue la obsesión entre su grupo de amigos, que sus nombres se transformaron en Charli, Chonchi y Chechu y sus apellidos en Venito, Varquero y Vonito y de esa manera se sintieron mas integrados entre los integristas. Richi indagó entre sus antepasados hasta descubrir que uno de sus ocho bisabuelos nació en un pueblo cercano a donde ahora. Solo lo sabía él, que su tatarabuela era la mujer del arriero que hacía los portes de vino desde La Mancha. El parto le pilló en aquella cuneta de la ruta del vino y fue bautizado de inmediato en la parroquia mas cercana. Sin embargo, siempre que podía sacaba a relucir la partida de bautismo de su antepasado como si se tratara de un mérito nacer en un sitio u otro.


Sin apenas conseguirlo, Richi se había empeñado en aprender su lengua materna oficial, unificada y normalizada por políticos y pedantes del circulo, sin interesarle en demasía la lengua que le enseñó su madre, a excepción de “los palabros” y palabrotas que habitualmente usaba.


Cuando salió el Sr. Diputado Don Richi de su despacho, hizo un guiño al ujier y refiriéndose a su grupo de oposición, le dijo: - “A ver que dicen estos trepas muertos de hambre… que aprueben el tema de las inundaciones y que nos dejen de hostias”.


Carlos miró a dos de los ujieres cercanos y después de cruzar la vista, confirmaron una vez más, que las miradas hablan y se imaginaron perfectamente como estaba escrita la moción de censura…. Como era el “aprovado” y la “hinundación”.

Mientras tanto la música ambiental les deleitaba con “Puente sobre aguas fraudulentas de Simón y Telefunken”. Carlos y sus compañeros sonreían levemente, quizás por vergüenza ajena, quizás por pena.

3 comentarios:

  1. Cuanta gente como el Richi habrá entre nuestros políticos, así nos va. Un poco más de cultura y menos trapicheo, digo yo.

    Saludos

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  2. Huy, huy!!!
    ¿Seguro qué es ficción?
    Un saludo!!!!

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  3. vaya tela! jajaja, en lugar de la playstation, la playboy.. y el cólico frenético, ay ay ay, donde iremos a paraaaaar! Me gustó leerte, gracias por tu paso por mi pág.! Un saludo.

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