sábado, 29 de octubre de 2011

Manifestación y contramanifestación encantada. (reposición)

Cuando entré en el aula estaban todos sentados formando un gran círculo. Froilán, el monitor, ya me había explicado como era y como tenía que hacer. Todos estaban en silencio observando como me hacía cargo de la situación… así, que miré a Froilán y cuando éste me dio el visto bueno con un gesto, comencé a hablar:


-Hola, me llamo Andrés –dije tímidamente.


-Hola Andrés –respondieron los componentes del círculo haciendo coro.


-Me ha costado decidirme –proseguí –pero aquí estoy, espero tener fuerzas para contaros como he descubierto esta adicción que ha cambiado mi forma de vida. Durante años he estado escribiendo relatos a escondidas que leía y releía en soledad a media noche. Más tarde me he atrevido a leer mis relatos a gente de confianza y de mi círculo mas intimo.


Un componente del circulo hizo una seña al monitor y este le respondió con un gesto en la cabeza de forma afirmativa, diciéndome de inmediato –Un momento Andrés, nuestro compañero Jorge quiere decirnos algo.


Quiero decirte –comenzó a hablar Jorge de forma pausada –que todos los componentes de este grupo de trabajo, apoyamos tu decisión de compartir con nosotros tus vivencias y estamos aquí por lo mismo. En mi caso he recibido una educación en la que transmitir nuestras emociones era cosa de gente débil y afeminada.


Agradecemos a nuestro hermano Jorge que haya compartido esta confesión con todos nosotros –puntualizó el monitor –puedes sentarte Jorge. – y haciendo una pequeña señal, dirigió su mirada hacia mí y dijo en tono amble – continúa Andrés.


-Ayer –proseguí –vi por décima vez y en soledad, la película de “El hijo de la novia” y lloré desconsoladamente con hipos y pucheros. Gasté todos los “Cleenex” que mi esposa había dejado preparados en la mesita frente al sofá. Cuando me metí en la cama me sentí completamente relajado y dormí como un niño hasta que sonó el despertador… quería compartir este sentimiento enfermizo con todos vosotros.


El monitor miro lentamente a todos los componentes del circulo y estos con las manos agarradas entre ellos corearon en voz alta pero a un ritmo lento –Te queremos Andrés, te quereeemosss.


Con estas palabras el monitor indicó con su cabeza que podía sentarme, para dejar paso a las confesiones del resto de componentes del grupo de trabajo.


Cuando salimos a la calle, la manifestación convocada por la A.H.D.A.F. (Asociación de Hombres Duros Aficionados al Fútbol) nos esperaba con pancartas alusivas e insultantes. Sus abucheos cayeron sobe nosotros en cuanto pusimos el pié en la calle. Nos hacían responsables de que el equipo local de fútbol, no subiera de categoría.


Frente a ellos, la contra-manifestación, un grupo más reducido, menos alborotado, con amplia sonrisa, de la A.P.E.C.E. (Asociación de Personas Encantadas de Compartir Emociones).


Las personas “encantadas” formaban un semicírculo. En primera fila y a la derecha, se encontraba una hechicera de ojos expresivos, que transmitiéndome un conjuro a través de su mirada, hizo que me sintiera hechizado y desde entonces formo parte activa de ésta asociación.

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