sábado, 22 de mayo de 2010

Vergüenza torera.

Pagaron para que otro se jugara la vida, como si fuera un mercenario. Era pura diversión, estaban de fiesta y tenían derecho a divertirse, por eso lo hacían.

Los asistentes nunca se planteaban que lo que hacían era del todo inmoral. Iban con la conciencia tranquila, incluso algunos hablaban de arte, cultura, honor patrio e incluso tradición. Es curioso, pero siempre que alguien da su opinión de patriota lo hace en nombre de los demás para complacencia personal.

Si el protagonista no se arriesga, los espectadores se lo echaran en cara, los insultos y los comentarios despectivos llegarán a sus oídos y entre silbidos y abucheos las palabras habituales…

“¡Miedoso, cobarde… ja, ja, ja…mira como revolotea la reina mora… arrímate, que se aburre el toro…!”

Cuando la faena sale del todo bien, el protagonista se meterá al bolsillo una cantidad considerable de dinero, para algunos justificada, argumentando el alto valor y contenido de testosterona que posee el protagonista,… para mi humillante, porque la vida no tiene precio.

... y como si se tratara de un héroe nacional, apareció en los telediarios, sufriendo un increíble dolor físico al ser traspasada su mandíbula por el asta del animal, hasta verla aparecer saliendo por su boca. La gente observa en los bares una y otra vez estas imágenes. La televisión abusa una y otra vez repitiendo estas imágenes.

Unos hablan de admiración, otros de pena. Alguna cara de sorpresa entre los espectadores, sin que ninguno parezca sentirse culpable.

El accidente fue ocasionado, en parte, por quienes pagaron por ver arriesgar la vida a otra persona. Algunos fumaban un puro en el tendido de sombra. Otros se dejaban ver en la fiesta.

En el albero quien quiere riqueza, fama y gloria a cualquier costa.

Para mantener las conciencias tranquilas utilizan palabras como arte, tradición, cultura, fiesta nacional… yo prefiero utilizar la palabra vergüenza.

3 comentarios:

  1. Yo siempre he escuchado que más cornadas daba el hambre, aludiendo a que los toreros suelen ser gentes sin formación y con escasas posibilidades de ganarse la vida de otra forma. Los profesionales eligen ser toreros, ellos sabrán, los que pagan por verlo también, no puedo entender pagar porque alguien arriesgue si vida en directo y ver sufrir a magníficos animales. Los toros no eligen y no me cuenten que viven para eso, sufren y hay quien hace de ello una fiesta, qué vergüenza.

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  2. Difícil dilema para mí: ¿el toro?, ¿ el torero?, ¿los dos?.
    ¿Vergüenza para el que paga y disfruta, vergüenza para la ley que permite el espectáculo, millonarios a costa de un riesgo que no todos quieren correr, muertos en el camino por lo mismo, animales que no eligen su destino y acaban mueriendo en la plaza por un arma blanca, animales que mueren en el matadero por otro arma (blanca o electrónica), fiesta ancestral cuyo origen se remonta al toro cretense, arte de quien sabe gobernar capa y animal con ejercicios loables, negocio rentable para pocos y duro para la mayoría -incluído el toro?.

    En estos momentos sólo estoy capacitada para plantear cuestiones, no tengo respuestas.

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  3. Es verdad que se matan animales para comer, y que aunque la ley ha metido mucha mano en ello, no siempre se hace de manera rápida y eficaz. Pero no se cobra entrada para verlo, ni nadie aplaude al final. No se celebra en público.

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