martes, 12 de octubre de 2010

¿De que color es tu sangre? ¡Huevón!

Como siempre, a aquel canijo uniformado le gustaba mantener una situación tensa, autoritaria y humillante, intentando demostrar su superioridad hacía quien se dirigía. Lo hacía de forma despectiva para que su inferior se sintiera verdaderamente mal… y eso fue lo que me ocurrió en esa ocasión.

Oye chaval, cuando te dirijas a mi, no me mires a la cara, levanta la barbilla y mira hacia el frente, hacia el horizonte, no tienes por qué mirarme a mí –ordenó expulsandome su aliento alcoholizado. Mientras, jugaba con su palito, su ridículo bastón de mando. Ese puto palito con el que me daba pequeños golpes en los hombros, en el pecho, en la tripa…

Si, siempre supe cual sería la mejor ubicación para su dichoso y odiado palito: su asqueroso y clasista culo empavonado de vaselina barata, comprada en la farmacia de Fernando VI, cerca del edificio de Gaudí.

Él se creía alguien dentro de aquel recinto, casi carcelario, cuando en la calle no era nada comparado con el resto de los mortales. Pretendía ser de una condición social mas elevada, cuando era una mierda pinchada en un palo, aunque acudiera a la residencia, al bar o a las anacrónicas fiestas de los de su mismo nivel jerárquico, pero acomplejado con la desconocída sociedad del otro lado de la tapia.

… Y fué a los pocos días cuando acudí con un grupo de compañeros a donar sangre. Al salir del hospital nos invitaron a un bocadillo de calamares fritos, con el fin de agradecer nuestra aportación desinteresada a la vez que reponíamos fuerzas.

Allí mismo me enteré que mi odiado y canijo fanfarrón, del puto palito impertinente, intentaba reponerse de su cirrosis a base de nuestras transfusiones desinteresadas… y todavía no se había enterado que nuestra sangre era de la misma condición social que la suya… y de color rojo.

11 comentarios:

  1. Tipejos como esos, los que quieras, son personas llenas de miedos, que dan rienda suelta a sus frustraciones frustrando a otros. Por mucha posición o mando que tengan, son unos inmaduros, que no han sido capaces de saldar cuentas con su pasado.
    Si lo piensas, son dignos de lástima.
    Interesante texto, me alegró venir.
    Saludos desde la Costa del Sol.

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  2. Feliz día de las Fuerzas Armadas, te veo muy motivado con este asunto. Yo ya no puedo donar sangre, la tengo roja, pero poca.

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  3. Mercedes:

    Con estos casos siempre recuerdo el refran:
    "Si quieres saber como es fulanito, dale un carguito"

    Aqui salen a relucir todos los complejos, ambiciones envidias...

    Gracias por tu visita.

    Saludos.

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  4. Ni:

    Puedes estar en un error, nadie ha hablado de las Fuerzas Armadas, excepto tu. Lo del día es una casualidad.

    Para mi, el día del Pilar es la fiesta mayor de Zaragoza... ¡¡¡que no es poco!!!

    Saludos.

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  5. ¿Exorcizando demonios? estoy segura de que te has quedado muy liberado y a gusto despues de escribir tu relato, muy bien escrito, por otro lado, y muy oportuno para "celebrar este dia",aunque tipos como ese del relato los hay en todos los lados y épocas, que por tener un cargo se creen superiores al resto de los humanos.

    ¿Por qué se tiene que celebrar este dia, por cierto, al que tan grandilocuentemente llaman el Dia de la Hispanidad?

    Un saludo,

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  6. NIeves:

    Mi relato no tiene nada que ver con el día del Pilar ni con la Hispanidad... solo hablaba de igualdades y desigualdades.

    Gracias por tu visita.

    Saludos.

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  7. Si es que hay algunos que en cuanto se ponen un uniforme se creen los reyes del mambo, en el fondo me dan pena porque lo que tienen es un grave problema de inferioridad e inseguridad que sólo solucionan con un determinado aspecto. Pero para los que son sus subordinados sus problemas psicológicos lo convierten en un ser miserable porque ellos lo sufren directamente, y siempre hay alguno de esos
    Un beso de Mar

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  8. Mar:

    Es cierto. Los uniformes, gorras y casos dan autoridad.

    Para prueba solo basta con observar que autoridad puede tener una operario de la construcción que con solo su casco de obra y un chaleco verde fluorescente, es capaz de cortar una carretera con solo hacer una indicación con el brazo o mostrar una banderita roja.

    Saludos.

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  9. Pues a mi me había dejado un buen cuerpo saber, de mí para mí, que ese tipejo me necesitaba mucho más que yo a él.

    Así, en silencio, con la pequeña e inconfesable venganza de que él estaba muy enfermo y tú sano, y de que su "palito" no le servía nada más que para ridiculizarse a sí mismo.

    Es como quedar encima del que no te dejaba mirarle, pero de verdad con un "si tu supieras...".

    Ya van quedando menos ¿no?. O ¿es que yo que yo que soy un poco miope y bastante mayor no los veo?.

    Bien traído Máximo, divertido e ingenioso.

    Un abrazo Á.

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  10. Ángeles:

    Seguramente el protagonista del relato está por encima de él y de la gente como él. Por eso, mientras se comía el bocadillo de calamares, no le importó saber quien era el destinatario de su sangre donada.

    Imagino que no queda mucha gente como esta, pero gracias a ellos podemos inventarnos historias como esta y mucho mejores.

    Gracias por tu visita y comentario.

    Un saludo.

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