martes, 19 de octubre de 2010

Más de uniformes.

Severiano se disponía a salir a la zona de actuación tras ponerse las botas, se vestía su llamativo chaleco reglamentario. Le gustaba vestir uniforme, recordaba que Carmen siempre se lo decía: -A los hombres os sienta bien el uniforme.

Mientras recordaba esta frase miró sonriendo al espejo, se peinó, se atusó el bigote bien recortado y se colocó el casco inclinándolo hacia adelante, dándole un pequeño ladeo personal sobre su cabeza.

Tenía que estar con puntualidad, bien despierto y como siempre, responsabilizándose de su misión. Su cometido era imprescindible para el llegar al objetivo previsto por sus superiores. Un eslabón indispensable para que durante esa jornada no hubiera victimas. Así que cogió el banderín enrollado sobre el pequeño mástil y salió hacia el sitio indicado, cumpliendo órdenes. Si no estuviera él en la hora H el día D en el punto indicado todo sería un auténtico desastre.

Eran las ocho en punto de la mañana, Severiano oteó el horizonte. No tardaría en aparecer y así lo hizo en un par de minutos.

Una gran nube de polvo le precedía. Estaba a tan solo a unos doscientos metros de él. En ese mismo instante Severiano tomó la decisión. Miro de izquierda a derecha y poniéndose en medio de la carretera desenrolló su banderín de color rojo vivo y agitándolo de la forma apropiada, hizo que los coches que venían por la carretera fueran parando cuidadosamente.

La gran nube de polvo provocada por el grandísimo “dumper” que trabajaba en la construcción de la nueva autopista atravesó la carretera sin disminuir de velocidad y una vez que lo hubo hecho, Severiano volvió a agitar el banderín rojo para que los coches prosiguieran su camino.

Una vez concluida la actuación Severiano volvió hacia el puesto de mando, mientras se quitaba su casco de color amarillo a juego con el chaleco reflectante y sonriendo, con la satisfacción del deber cumplido, dio los buenos días a su “Jefe de obra” diciendole:-Objetivo cumplido… ¿viste ayer el partido de futbol?

4 comentarios:

  1. El unforme de Severiano pudiera parecer de "poca monta" comparado con esos que llevan los capitanes, Almirantes y demás personalidades de las fuerzas armadas; pero nada más lejos de la realidad. El cometido de nuestro protagonista tenía la importancia que él mismo daba a su trabajo, que realizaba con verdadera responsabilidad y consciencia. Ante este texto mi reflexión es clara: todos los trabajos, y sus uniformes, son igual de importantes, todo depende de quien los realice.
    Un abrazo y hasta pronto.

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  2. La satisfacción del deber cumplido, la suerte de valorar el trabajo propio. ¿Cuántos podemos decir lo mismo?

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  3. Y además disfrutaba con su trabajo. Ojalá eso fuera lo normal, pero se cuentan con los dedos de una mano los que lo hacen a nuestro alrededor.

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  4. Eso se llama ser un gran profesional, te guste o no te guste tu trabajo, tienes que procurar realizarlo de la mejor manera posible.... o al menos, esa es la mentalidad del protagonista de tu historia. Buen fin de semana,

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