miércoles, 15 de diciembre de 2010

Las gafas de Aureliano

Cuando salía por la noche mi amigo Aureliano, una amiga suya le rotulaba unas gafas sobre su rostro. Era más una cuestión psicológica que de dioptrías. Sus gafas pintadas le hacían sentirse pletórico y ver lo que no veía nadie y… entre trago y trago divagábamos sobre grandes proyectos, sexo débil y muchas cosas más, porque en aquellos momentos no estábamos en crisis ni desacelerones, ni siquiera en la de los cincuenta.

Aureliano tenía barba y cuatro hijos. El mayor alto y responsable, la segunda risueña y zalamera y dos mellizos moviditos.

En otras épocas arreglábamos el mundo y nos lo comíamos de cuando en cuando a modo de “tapa” en bares, entre días, noches, rones, ginebras, codos y barras… alguna vez nos comimos tanto el mundo que hoy es el día que sufrimos de pequeñas indisposiciones mentales por tan necia ingestión.

Nos vemos poco aunque sabemos y nos preocupamos por nuestra existencia. El otro día me llamó por teléfono, hablamos de cosas, de gustos y de disgustos, de recuerdos y novedades, de las sorpresas, de nuestras vidas, de nuestras familias… de todo aquello que nos interesa.

Aureliano es mi amigo y cuando terminé de hablar con él, noté como se me empañaron las gafas y es curioso, porque ni las llevaba puestas, ni rotuladas.

4 comentarios:

  1. Bonito relato sobre la amistad, porque los buenos amigos siempre están ahi, a pesar del tiempo y la distancia, para arreglar el mundo, para desahogarnos cuando tenemos un problema o para o simplemente para reirnos un rato y contarles nuestros próximos proyectos. Un saludo,

    ResponderEliminar
  2. Eres un sentimental, qué bonito. Las gafas empañadas me traen tantos recuerdos... Cuidar de los amigos debería ser una prioridad en nuestras vidas.

    ResponderEliminar
  3. Simpático relato.
    Lo de pintarse las gafas como si fuera un amuleto postizo me ha parecido muy original.
    Espero que la "necia ingestión" no supusiera ninguna indigestión...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado, Máximo. Coincido en que lo de pintarse las gafas me parece muy original. Un beso.

    ResponderEliminar

Seguidores