viernes, 31 de diciembre de 2010

Un descapotable con botijo y el mundo por montera.

Dedicado a mi hermano, intentando superar mi ignorancia, desconocimiento y oposición al mundo taurino

Mi hermano ha llevado su descapotable rojo al herrero de su pueblo para que le haga un soporte de botijos. Quiere preparar su coche para ir de feria con la cuadrilla.


Él trabaja “ahí en eso” hizo un master en chapuzas, cables y goteos de grifos y cisternas.Tiene dos hijos y camisetas con airbag. Ahora, le ha dado por la tauromaquia. No le pega nada, pero a sus más de cincuenta años se ha hecho torero. Todo empezó cuando le dijo su médico que a un tal Jesusín, le pusieron unas placas en la espalda y le dejaron cantando y toreando hasta hartar, obligando a que sus espectadoras le agredieran a golpe de lencería vasta... y así fue como mi hermano se picó he hizo ponerse unas placas de titanio cogidas a su espalda simulando a Jesusín.


Ha tomado la alternativa en una plaza de toros de la sierra de Madrid y ha dejado el pabellón bien alto, tras vestirse convenientemente y con la parsimonia acostumbrada se puso su corsé con cintas de “velcro” se calzó sus pantalones bien ajustados y tras ponerse su taleguilla, chaleco y chaqueta de color “purisima” adornadas de alamares y lentejuelas de oro.


“Corchito” sale al albero, su traje hace juego con el cielo despejado, esta vez no se hace la señal de la cruz ni lleva estampitas, salvo un “parche sor Virginia” en la espalda, que le ayuda. La grada le recibe en silencio como si esperara un gesto del maestro, se quita la montera y la arroja dedicándola a la gente de la planta tercera de Sanchi. Suena el clarín y aparece un morlaco zaíno de seiscientos kilos, con divisa roja y gualda prendida del lomo. “Corchito” da un capotazo sublime a puerta gayola, luego con maestría una verónica, un molinete de izquierda, dos pases naturales y un pase de pecho. Entonces con chulería extiende su brazo señalando y enalteciendo al Vitorino y dando la vuelta hacia el público y “marcando paquete”… porque de casta le viene… gira su cuerpo con altanería sobre sí mismo y muy lentamente, levanta su dedo índice al público indicando que en ese momento es el número uno del mundo taurino. Desde tiempos de “Manolete” no se había visto nada parecido. Aplausos en las gradas, dos orejas y rabo para su primera corrida. Sale a hombros por la puerta grande".


Por la tarde los viejos del lugar señalan a “Corchito” admirando la faena… Y es que mi hermano, cuando quiere, “se pone el mundo por montera"

10 comentarios:

  1. Ole la alegría y la raza! Felicita a tu hermano de mi parte por tanto arte aunque sea un poco tardío. Yo de toros nada pero de casta...

    ResponderEliminar
  2. Máximo

    Feliz Año Nuevo, y que el próximo llene tu vida y la de los tuyos con momentos maravillosos y llenos de felicidad.

    besos (chin-chin)

    ResponderEliminar
  3. Lamentable como en pleno siglo XXI sigue habiendo personas que se diviertan con el sufrimiento ajeno (aunque sea animal).

    Salu2 y feliz año.

    ResponderEliminar
  4. Aunque no me gustan los toros, tengo que reconocer que es la primera vez que he disfrutado de la tauromaquia. Será porque el relato está escrito con fino hummor y salero.
    Hace bien tu hermano, qué puñetas, si al hombre le apeteció...
    Me alegra volver a verte por estos lares.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Bueno amigo, mis felicitaciones por el escrito y por éste año que acabamos de estrenar, que se cumplan tus sueños e ilusiones, te mando un abrazo desde el sur.

    ResponderEliminar
  6. Me parece poco para tu hermano dos orejas y un rabo, Corchito a sus años se merece como poco cinco orejas y rabo y medio

    ResponderEliminar
  7. Pues valgan todas las ovaciones desde el público para que Corchito se ponga el mundo por montera

    Txori

    ResponderEliminar
  8. Limón: te has parado a pensar en que el toro no sea realmente un animal y que el torero sea un luchador por imposición?
    Los descapotables rojos tampoco llevan botijos instalados.
    Quizás tengas que leer de nuevo el relato.
    Txori.

    ResponderEliminar
  9. Todas las ovaciones para Fernando y tres olés bien merecidos también - olé olé y olé - para ese graderío que le aplaude, le acompaña y le cuida.
    Para Máximo Cano, ¡mi más sincera enhorabuena! preciosos tus relatos(..y qué perfil, hmmm!!!). Una "Aureliana" de la sierra (que también conoce a Alz!).besos

    ResponderEliminar

Seguidores