jueves, 24 de marzo de 2011

Absorta la geisha... a cuerpo de rey.

"Absorta la geisha observa su imagen en el estanque quieto. Sabe porque vio y porque sabe"

Yo la ví desde el fondo del charco cristalino en mi recién estrenada primavera como sapo, entre piedras, ranas y fango.

Esperaba con paciencia a que alguien viniera a rescatarme de "aquellos lodos", alguién que me besara y me convirtiera en principe azul o de cualquier otro color.

Así que la ví a ella, absorta, pensativa, con su vista clavada en el fondo... y en el fondo estaba yo. Conteniendo a duras penas la respiración, como un buen batracio, solté dos burbujas de aire para que me viera. Mi ocurrencia causó efecto, porque ella metió sus blanquisimas manos en el agua y con parsimonia me cogió.

Yo pensaba que lo hacía con ceremonia, por ser su futuro principe, pero en cuanto ví la cara de repelús que puso pude ver que la geisha era del tipo de mujeres a las que los sapos le repugnamos. Me cogió con asco, así que intenté engatusarle con el valor de mi palabra.

-Oye geisha -le dije con voz amable.

Cuando me oyó ella, casi se cae del susto y temblando me dijo -¿Que quieres sapo resbaladizo?

-Quiero que me beses y me conviertas en principe y te prometo que en poco tiempo dejarás de ser geisha, te retiraré de esa vida de moral distraida y te convertiré en reina para toda la vida.

La geisha le miró con cara de desdén y le contestó -La verdad, es que hace gracia un sapito que habla, pero por mucho que me prometas, jamás besaré tu mocosa piel, llena de verrugas -y tirandome al agua le oí murmurando en voz baja -cuando se lo cuente a mis compañeras de piso, no se lo van a creer.

Cuando regresó a su casa de geishas, la estaban esperando para vestirla y maquillarla, porque el emperador Kamamoto la había invitado a cenar en su residencia de primavera, para tomar el te en intimidad, con la escusa ingenua de ver como florecia el cerezo de su jardín... la excusa de todos los años.

Cuando Akiko acabó de obsequiarle con su servil y bien aprendido protocolo y después de que el emperador sorbiera su te, no pudo evitar mirarle de reojo, viendole su piel arrugada, ojos legañosos, dentadura incompleta y conversación aburrida. Akiko pensó en el sapito del charco y se arrepintió como nunca de no haberle besado.... tan difícil era encontrarse un sapito que hablara como uno que fuera principe. Además mucho mas joven y divertido que el emperador... y si el principe... le convirtiera en una reina plebeya, como tantas y la liberara de tanto trabajo, servilismo y declaraciónes de hacienda... empleo fijo con sueldo ilimitado, operaciones de estética, yate, protagonismo, audiencias concertadas, sandalias de marca, los guardaespaldas mas cachas del reino... ¿viviría a cuerpo de rey?

16 comentarios:

  1. Un bonito relato,pero con final incierto.... a mi como los cuentos me gustan y el riesgo un poco tambien le habria dado un besito al sapo y quien sabe...ahora no tendria que sufrir por no llegar a pagar la hipoteca... O SI????..

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  2. Increible si es cierto que tu escribes todo esto tienes una imaginacion...........pero bueno decirte que yo hubiera besado al sapo para saber que hubiera pasado nunca se sabe, asi que no hay que dejar pasar el tren........un beso CIAO

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  3. Siempre es mejor besar por deporte que por dinero. A mí, lo del servilismo no me pega nada, no valgo para el puesto.

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  4. nunca deberíamos dejar pasar la oportunidad de besar al sapo, quien sabe donde está nuestra felicidad.
    Bonito cuento.

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  5. "Dónde fue a parar el tren que nunca cogimos"
    Me gusta mucho el cuento y me hace mucha gracia cuando la geisha dice: cuando se lo cuente a mis compañeras de piso, no se lo van a creer! jaja
    En resumen, esta genial!

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  6. Bonito cuento, si señor. Y sí, yo también hubiera besado al sapo, hay que arriesgar. Además no se perdería nada, si funciona, se hace príncipe y si no, dicen que la piel de los sapos es un alucinógeno natural, así que un buen viajecito no te lo quita nadi.

    Y ahora que lo pienso.... lo del cuento de la rana que se convierte en príncipe, no vendrá de ahí? De alguien que besó a la rana y colocado, se pensó que se había convertido en príncipe?

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  7. Susana. tienes razón. No hay que dejar que se escape el tren.

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  8. Orejas:

    Tu interés en el beso es meramente economico? por una hipoteca?

    Uhmmmm...vender tu cuerpo por dinero...

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  9. Ni:
    De acuerdo. El beso por deporte si. Por dinero, está feo... es delito?

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  10. Máximo... me ciño al cuento ..me arriesgo a dar el beso al sapo sin saber que me pueda encontrar..no venderia mi cuerpo por diero...pero si el sapito se convierte en principe, y además esta divino ... y aun más viene con los bolsillos llenos, no cojo el tren me tiro al estanque jajaja

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  11. A ver... Orejas. Los principes no son divinos, son humanos y algunos de ellos cambian el croar por una forma de hablar espesa y monotona, tipo discurso navideño.

    Por tu forma de ser y lo que conozco, creo que te aburririas... en cuanto al dinero, hay bolsillos reales que se van llenando, más por lo que no sacan de ellos durante años, que por lo que producen.

    Agradezco tu visita Orejas. (Algún día me explicarás el por qué de éste pseudónimo tan...
    especial?

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  12. Me ha dejado pensativa este cuento.De comienzo, cuando me topo con batracios y reptiles,mi cuerpo se altera,no me gustan nada,pero si razono con el corazón y viera que un amigo necesita ese favor,lo haría sin dudarlo y le besaría,por otra mirando friamente,será que nunca me ha ocurrido,o por lo menos no he llegado a extremo de pura necesidad,que no se como reaccionaría.
    Lo que me ha sacado la sonrisa,es el comentario de ella,cuando dice que sus compañeras no se lo van a creer.
    M.T.

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  13. Llegue a este blog por casualidad. Leí el cuento por curiosidad. Me gusto .

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  14. Un beso siempre ha de ser desinteresado. Quizá lo hubiera logrado el sapo de no haber ofrecido nada a cambio...

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  15. Me gusta el principio del cuento, cuando el sapo habla, después me ha sorprendido el giro que has dado.
    No sé, no sé... si besaría al sapo, me gusta demasiado la libertad.
    Un saludo.

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