martes, 6 de diciembre de 2011

Él, el quejido del piojo.

Él, era un hombre espirituado e imaginativo que desde su nacimiento había sido diferenciado por los poderes. El día que nació, amaneció por el Oeste y estuvo lloviendo hacia arriba mientras duró el parto.


Todo me lo explicó el abuelo Antón, cuando confesó el secreto de la familia, previo juramento de por vida… Me dijo que aquel niño, salió del vientre de su madre vestido con una túnica de lino blanco sin arrugar, pelo trenzado, grandes atributos y una capacidad inmensa de captación de conversaciones y quejidos, de mujeres, de todo tipo.


…aquel niño se hizo hombre, y escuchaba todo de todas las féminas de su pueblo, quejidos, lamentos, intrigas y desengaños. Se convirtió en desahogo verbal de amigas y de amigas de sus amigas.


Con el tiempo si hizo famoso, era un buen escuchador, y tuvo que pedir permiso al Ayuntamiento para instalar una gran jaima en las eras del pueblo… Y allí recibía las visitas, en penumbra… de fondo música de gitarra. Dos pequeñas sillas de enea, al frente una mesita baja, la infusión con dos tazas, y el ambiente creado hacía que los lamentos y quejidos salieran con fluidez y relajo.El día que Él dejó entrever sus deseos y dió su primer quejido, la jaima se derrumbó.

4 comentarios:

  1. Los piojos no me gustan. Y otra cosa me gustan tus fotos.

    besos

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  2. Me gusta el ambiente que has recreado. Todo el mundo tiene derecho a quejarse, otra es que te hagan caso. Habrá que levantar otra jaima.

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  3. Gracias por tu visita. A mi tampoco
    me gustan los piojos.

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  4. Ni:

    Gracias por tu comentario... levantar otra jaima??? puede

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