jueves, 5 de septiembre de 2013

Confucio y Curro filosofando.

Don Fabián Magister, alias "Confucio" para los amigos o "Sr. Confucio" para los conocidos. Era un profesor jubilado de latín que ejercía de filósofo pedante en el bar del barrio obrero donde vivía. Aquel día leía el periódico sobre la barra solitaria de acero trasnochado en el "Bar Moderno", bajo la luz blanquecina de los fluorescentes de "cutrelux" y la espalda del camarero que esperaba a la defensiva las lecciones moralizantes de su apreciado y cliente-petardo.

-Mira Curro, si nuestro país va como va, es porque no se predica con la buena conducta de nuestros gobernantes. Ellos tienen que dar ejemplo con la caridad, la justicia y el respeto a la jerarquía, cuidando a la tradición y la meditación. Si el príncipe es virtuoso los súbditos imitarán su ejemplo. Y eso no lo digo yo -prosiguió pavoneándose ante el camarero -lo dijo Confucio el de verdad, el filósofo. 

Curro se volvió ante el viejo profesor con cara de sorprendido - ¿Quiere decir "Señor Confucio"que lo que Usted me dice no lo piensa por Usted mismo? pues mire Usted, este pensamiento filosófico me ayuda a mí a pensar por mí mismo. Dicen que... "Si un huevo se rompe desde afuera, la vida termina, pero si se rompe desde dentro la vida comienza. porque las grandes acontecimientos comienzan desde el interior"

Bonito pensamiento -dijo el profesor con cara de seguir aleccionando.

Pues bien "Señor Confucio", meta Usted un huevo en el microondas y póngale por ejemplo dos minutos. Al terminar podrá opinar por si mismo. 

Al día siguiente, el "Señor Confucio" pensó por sí mismo y decidió que a partir de aquel día desayunaría en el Bar Avenida, el otro bar distinguido del barrio. Había gente ignorante a quén enseñar.

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