Advertencia: "Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia"
Vitruvio poseía una "lengua ardiente", vaya Usted a saber por qué. El médico de cabecera insinuó donde habría metido aquella lengua tan inocentemente viciosa y dudó de su sinceridad y honestidad respondiendo a sus quejas con aquel gracejo del paisano que tenía almorranas y su médico le explicó que había diferente tratamiento contra las hemorroides, las unas consecuencia de los coitos anales u las otras por la perdida momentánea del sillín de la bicicleta. Pero a Vitruvio ni le gustaba el "especial griego" ni montaba en bicicleta, por lo que en sus pensamientos estuvo, el que el médico de la seguridad social se metiera sus gracias por el mismo sitio que por donde le salen a los infelices las almorranas.
Vitruvio sigue siendo mi amigo, aunque tenga la lengua ardiente, y la verdad, es que yo no se apreciar esa calentura, cuentan que es bueno para no tener que meter al microondas los pinchos recién cogidos del frigorífico, también dicen que los sellos de correos se pegan mejor con lenguas de altas temperatura y en los corrillos de la sociedad liberal de mi pueblo, que es muy liberal, ya se habla de la "lengua ardiente" de Vitruvio.
Y la única verdad la tiene Vitrubio, aunque la fama se la maximicen otros.
ResponderEliminarUn relato diferente a los que leo y muy bueno.
Un abrazo Máximo
Desde luego, Máximo, no te cortas un pelo
ResponderEliminarBesos,
A saber que hace ese señor con la lengua, jeje.
ResponderEliminarun beso