Los destellos del viejo Land Rover de la Guardia Civil se aproximaban al
pueblo por la estrecha carretera. Sus rayos azulados y blanquecinos hicieron
creer a algunos devotos, que se trataba de un “Rompimiento de Gloria” en
aquella fría noche se Semana Santa, pero era imposible, porque era noche de
luna llena y el cielo estaba totalmente estrellado.
El accidente había ocurrido de una forma extraña,
solo quedaron en pie el capataz y sus dos ayudantes, ellos habían caído bajo el paso de La
Pasión de Cristo, las imágenes habían sepultado a la
totalidad de los costaleros de la cofradía. Algunos pensaron que podía ser un
castigo divino a consecuencia de los excesos festivos que celebraban los
costaleros cada Semana Santa al realizar los preparativos, eso si, en plena
hermandad y camaradería.
Todo ocurrió cuando el cornetín de órdenes de la Banda de Tambores y Cornetas
de las Juventudes Engominadas del pueblo, dio la orden para empezar a tocar la
marcha fúnebre indicada. En ese momento los costaleros, de inmediato cayeron
sepultados por aquella adorada imaginería.
Investigaciones concienzudas del C.S.I. (Centro
Superior de Inteligencia), pensaron que todo esto no hubiera ocurrido si “El
Pepeíllo”, no hubiera hecho patente su incontinencia verbal. Tras tomar unos
vinos y en plena exaltación de la amistad, había confesado entre los costaleros
de su hermandad, que cada año, en la procesión, al oír la orden de la corneta
de la banda de música para interpretar la marcha, encogía los pies y se quedaba
colgando de la “trabajadera” siendo balanceado a ritmo de los pasos del resto
de los compañeros capirotes. Al parecer, en la procesión de éste año, “El Pepeíllo”,
no fue el único que pensó, que al igual que en la política de los engominados,
el peso de uno, no se notaría mientras contaba que lo iban a soportar el resto
de hermanos cofrades.
Costaleros es lo único que falta enmi vida, doy gracias al dios de turno.... :)
ResponderEliminarUn micro muy bien llevado. Me ha gustado mucho tu post.
ResponderEliminarLlega a ser un momento gracioso y creíble a la vez.
Saludos.
Un relato muy bien llevado en el que, con fina ironía, lo dejas caer. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.