Indalecio Bocanegra, era un terrorista
sentimental, ya que concluía sus actos afectivos explosionando de forma
inesperada, causando efectos destructivos en la empatía de quienes le rodeaban.
Una vez comenzada la primera detonación sentimental, la consecuencia era una mera
demostración física, en que el efecto simpático hacía responder de la misma
forma a todos los cuerpos cercanos, induciendo al mismo comportamiento explosivo que generaba Indalecio.
Su cardiólogo le recetó que se zurciera el corazón
y así lo hizo, pero cuando elevaba su presión arterial los efluvios sentimentales
le rezumaban etéreamente. Después ponía empeño en limpiar los efluvios, que suponía que, se quedaban impregnados en paredes, muebles y alfombras de su casa y para
eliminarlos usaba el trapo de toda la vida y un "electroplumero" que compró
en el "chino" del barrio.
Un día estando Indalecio en la sala de espera del
médico del corazón, oyó a un paciente orador activo, que le contaba a otro paciente
sufridor pasivo, que en su casa quitaba sus efluvios con una barredora
aspiradora inalámbrica, ya que no era necesario realizar el despliegue logístico
que suponía la aspiradora tradicional y que en cualquier momento la utilizaba
para todos sus desechos internos, tras una comida, un encuentro o cualquier otro contacto esporádico.
Indalecio Bocanegra, ha finalizado un master en aspiradoras
inalámbricas y mientras se concentra en sus pensamientos envuelto en su domótico
ruido, piensa en su cardiólogo y en su corazón zurcido.
Gracias me has hecho reír en un día que lo que menos me apetece es eso.
ResponderEliminarDetonaciones sentimentales.... es lo que yo recomiendo a más de uno de mis pacientes amigos en la terapia de los jueves noche.... por aquello de explosionar y ver qué pasa, y reirnos de nosotros mismos.
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