sábado, 28 de mayo de 2011

Eran las cinco de la tarde...

”Placenteras, creo que sólo hay cuatro cosas en la vida que realmente lo sean pero de verdad de la verdadera: Usar con mucho arte la Visa, la buena mesa en buena compañía, la risa y la que falta, voy a ser una señorita y la omito por obvia”. Marisol. Filósofa alavesa del XXI.



Entré en aquella sala en que se iba a celebrar el juicio. Frente a mi una mesa donde habían cuatro personas conocidas: mi banquero, mi risólogo, mi nutricionista y mi sexólogo.



Hicieron que me desnudara y me mantuviera en pie frente a la mesa del jurado y comenzaron a hablar de mí sin ningún pudor. Me juzgaron tanto que hasta sus silencios hablaban de mí.



El primero fue mi banquero, quien aseguró en tono despectivo, que mi tarjeta de crédito que antes brillaba como el oro de sus muelas, ahora aparentaba un color verde “plasticoso” que no me favorecía en nada y al momento me espetó –Dicen que cuando el dinero no entra por la puerta el amor sale por la ventana…



Tras estas breves y poco novedosas palabras del orondo banquero, tomó la palabra mi nutricionista y dando unos datos sobre mi altura, el índice de cadera cintura o y mis curvas de nivel abdominales, aseguró que si seguía por éste camino iba a tener graves problemas con el colesterol y lo que es peor, antihigiénicas secuelas ante la falta de visibilidad de mi “apéndice” urinario con las consabidas consecuencias que ello suponía ante la posibilidad para el resto de la familia ante la posibilidad de rociar la tapa de váter en los momentos de micción apresurada. –Se va a quedar viviendo más solo que la una.



A continuación el profesor Bartolo, el risólogo, apenas pudo decir nada, porque cada vez que miraba mi cuerpo con detenimiento le daba un ataque de risa floja que apenas se le entendía. Por el contrario, yo, apenas era capaz de conseguir una leve sonrisa ladeada… en fin, una imagen tremendamente empobrecedora.

Cuando habló el sexólogo, se explicó con claridad ambigua, pero reconfortante, porque se lió a hablar del número cinco. El cinco era de superdotados y hacía metáforas que no entendía muy bien… que si eran las cinco de la tarde, que si el quinto toro, que si los quintos se fueron a la guerra, cinco carambolas seguidas… total que no me enteré bien si eran cinco al año, cinco al mes, a la semana, al día o de una tacada… y tras mirar a sus tres compañeros, habló bien claro y aseguró –La neurona única de macho hispanico que Usted posee, le ayudará a conseguirlo. Siguiendo mis consejos y combinando el número cinco de forma conveniente, será capaz de conseguir una sonrisa de por vida, la mayor desgana ante la merluza de anzuelo, el mayor desinterés por los fondos de inversión y al dedicarle tanto a tan noble causa y no quedarle tiempo para ir de compras, conseguirá que la Visa recupere su color dorado.

14 comentarios:

  1. ¿Cinco? si tienes que empezar a probar cincos...yo también te veo anoréxico en menos de un mes. Eso sí: más contento que unas pascuas.

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  2. Aina: hay que comprobar las frecuencias. pueden ser al año como el ermitaño.

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  3. Pues ya sabe vd. aplíquese al tema de los... cinco, seguro que recupera el color dorado de "la visa" y deberá ser con mucha frecuencia sino seguro que irremediablemente gastará, es una buena y saludable forma de ahorrar.
    Genial, como siempre...
    Saludos,
    Astrid

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  4. Astrid:
    Recuperaré el color dorado de mi visa.

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  5. Si yo fuera su protagonista, despediría a todos menos al sexólogo. No es buen plan pagar por que le humillen. Magnífico texto, me gusta la forma en la que dibujas toda la vida del personaje.

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  6. NI:
    El juicio creo qu eno era pagado. Las personas juzgan gratis, no hace falta pagarlas para emitir juicio sobre causa alguna.
    Saludos.

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  7. Yo también voy a ser una señorita y voy a evitar una rima fácil. Cinco? mmm

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  8. Pero, con qué derecho publicas mi Filosofía Alavesa del XXI?

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  9. Lo más ha sido la clave: VOKEETE

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  10. Sonia:
    Para evitar las rimas de gusto dudoso, los romanos inventaron los números romanos, por eso si a un romano le preguntas la hora y son las 17:00 horas, te dicen... son las V.
    No existe rima capaz con la V.

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  11. Marisol (anónima):
    Te has delatado.

    VOKEETE, puede ser insulto o apodo?.
    Gracias por tu visita.

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  12. Por qué te adelantas en publicar mi Filosofía del XXI cuando yo aún no lo he hecho?

    (Espero que ahora sí salga publicado mi comentario)

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  13. Vaya! Ha salido, ya me estaba mosqueando.

    VOKEETE es la palabra que he tenido que escribir para hacer público el comentario.

    Yo no digo obscenidades, Máximo Cano, yo no delato.

    Tienes que explicarme cómo va esto, ya sabes, yo soy de la vieja escuela.

    De nada, me he reído un montón.

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