miércoles, 10 de abril de 2013

Te estás mordiendo el labio.

Cuando Romualdo tomaba un café con su adorada Evelina, no podía dejar de mirar a sus ojos y en cuanto se cruzaban sus miradas, éstas hablaban por si solas. Ante el pudor que imperaba la época y la falta de intimidad de aquel local público, Romualdo no dejaba de morderse el lado derecho de su labio inferior conteniendo sus arrebatos primaverales, como cualquier humano enamorado.

-Te estás mordiendo el labio, le decía Evelina con mirada cómplice, se te va a enfriar el café... Y tomaba café con efecto disuasorio, uno detrás de otro hasta que, con el tiempo, D. Fulgencio, el médico del pueblo le diagnosticó a Romualdo que tenía alta la tensión y que por su bien debía dejar de tomar tanto café. Pasó el tiempo y por circunstancias de la vida Evelina no volvió a compartir café con Romualdo, ni se volvieron a cruzar palabras, ni caricias, ni miradas y tan solo sus recuerdos y pensamientos se encontraban de vez en cuando.

Con el tiempo Evelina hizo su vida, Romualdo se vistió de Franciscano y hoy, estando en el confesionario ha oído una voz conocida. No ha habido cruces de miradas, porque la celosía del confesionario no dejaba ver, tampoco ha habido café porque no era adecuado, apenas hubo confesión porque había feligresas de oido afinado haciendo espera, pero hoy él, de forma inesperada y en plena confesión ha reconocido su voz tan querida y deseada. Hoy el Padre Romualdo, en la penumbra de su confesionario y mientras la escucha embobado, se ha vuelto a morder el labio.

7 comentarios:

  1. ¡Precioso! Hay amores que nunca mueren y que dejan una huella tan profunda que sería capaz de reconocer a la persona amada sin verla. Sólo por su olor, o su modo de pisar o, en este caso, por su voz, aunque esa misma voz fuera más ronca por el paso de los años, sería suficiente para volver a reavivar esos sentimientos que permanecen escondidos.
    ¡Un saludo! ¡Precioso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro que te gustara. Es una historia de posguerra, apenas ya hay franciscanos.Gracias por tu visita.

      Eliminar
  2. Bonito relato Máximo. El amor aunque pase el tiempo a veces es incondicional. Las personas cambiamos, nuestra forma de vida o ver las cosas cambian,y aunque pase el tiempo los sentimientos puros siempre afloran.

    ResponderEliminar
  3. Quizás los personajes del relato eran demasiado idealistas? realistas? cobardes?
    Agradezco tu comentario. Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Precioso relato!
    Has sido nominado(premiado)a los premios ONE LOVELY BLOG AWARD
    UN SALUDO!!!

    ResponderEliminar

Seguidores