martes, 27 de agosto de 2013

El congelador de Avelino.

Avelino Melonares Terrón era un hombre pulcro y aseado. Su olor permanente a jabón de la Toja revelaba su afición a la higiene de palangana y abluciones parciales y su aroma a limpio de jaboneta de posguerra, denotaba su presencia allá donde fuera.

Su traje estuvo de moda hace años y no era un impedimento para llevarlo siempre bien planchado. Codos y bolsillos con brillos que demostraban que el tejido era de gran durabilidad. Sus modales, los adecuados para servir como secretario de don Marcial. Educado, correcto, servil y disciplinado.

Nadie pensó que aquellos acontecimientos acaecidos al final del verano, pudieran tener como protagonista a Avelino, pero claro, es que ya no podía aguantar más, aburrido de tanto abuso por parte de los residentes de la tercera edad con los que les había tocado compartir hotel durante aquel verano en Benidorm… y es que se le colaban las viejas en el autoservicio del comedor del hotel, los viejos se tiraban en pancha a por los “croassanes” del desayuno, llenándose el plato y dejando a Avelino sin desayuno alguno y para colmo, también se le colaban en el ascensor y ocupaban la primera fila de la playa con su gastadas y vacías hamacas de "nylon", sin contar con aquellos alborotos tras el baile nocturno y aquel insufrible “No rompas más mi pobre corazón…”.


Cuando regresó de vacaciones Avelino acudió a su supermercado de barrio, de música de fondo “No rompas más mi pobre corazón…” y fue entonces cuando la gota de agua desbordó el vaso. Avelino cogió a aquella abuela y golpeándola fuertemente en la sesera la metió en el carro de la compra oculta entre plásticos, bolsas de congelados y otras ofertas 3x2. Cuando la Guardia Civil encontró a doña Eufrásia descuartizada en el congelador de Avelino, éste cantó… y es que ya no podía más, estaba harto de que se le colaran los abuelos y abuelas, los pensionistas, los de la tarjeta azul…  en la playa bien, pero ya venir avasallando en la cola del supermercado y con esa música de fondo… eso ya no lo pudo aguantar.

3 comentarios:

  1. Joooo...que fuerte Máximo...El hombre perdió su aparente tranquilidad; lo mejor hubiera sido soltar, soltar lastre y mala o. a su tiempo. ¿no crees?

    besos,

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  2. Avelino hombre, eso no son maneras de calmar el estres... aqui la Eufrasia sin comerlo ni beberlo ha pagado el pato. Te sugiero que cuando oigas a coyote , te unas a la fila y a golpe de tacón , paso adelante , paso atras , media vuelta y ....todo quedó ahí.

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  3. Pobrecilla Eufrasia. Una vez más pagaron justos por inocentes...
    ¡Saludos!

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