viernes, 15 de noviembre de 2013

Mi sonrisa exagerada en futuro imperfecto.

El Domingo promete entre los tenderetes del rastro madrileño. Hay gente, pero todo parece funcionar dentro de su tradicional y ordenado desorden.

Entre la mercancía del "top manta" expone diverso material para que gente como yo les de una segunda oportunidad a su existencia. Todo mezclado, herramientas usadas de dudosa procedencia, un casete de los Chichos y los Chunguitos, una bomba de desatascar lavabos, una docena de rulos de colores diversos y... allí está ella... entre todos aquellos artilugios se me apareció de forma inesperada, como si estuviera especialmente dispuesta para mi. Era de imitación a marfil, compuesta de pequeñas piezas que habrían vivido historias increíbles, que quizás un día me contaran por sí solas. Entre sus piezas un fideo completamente seco.

Le pregunto al chamarilero si puedo probármela y con una dorada sonrisa como gesto afirmativo, me presta un pequeño trozo de espejo. Me queda perfecta, parece hecha a mi medida... y me miro ante el espejo que me devuelve la sonrisa enormemente exagerada.

Reflexiono levemente, mi jubilación se aproxima, la crisis me ha golpeado tanto como para disponerme  a vivir una vejez mísera. Decido comprarla, examino de nuevo la dentadura postiza, parece estar en buen uso. Pregunto su precio... "El fideo no se lo cobro" me dice con sonrisa de fenicio con muelas de oro... y yo pienso que incluso ese fideo vendrá bien el día de mañana aportando su particular sabor en una sopa de "aguachirri", de la que nos va a tocar sorber a algunos.

(A lo lejos suena un viejo transistor a pilas que repite el "parte informativo de Radio Nacional de España"", el ministro de economía dice que la respuesta de la banca ante la crisis es ejemplar, la "Botella" habla de la huelga de basuras, Rajoy dice que llueve, el otro no se qué de los Erasmus, que la roja  bla, bla, bla... y yo lo siento porque con sus declaraciones están dejando atrás las que hacía en su día mi admirada Leyre Pajín"

7 comentarios:

  1. Lo de la basura es de vergüenza, pero me imagino Doña Botella estará en su ambiente con aquello de que no se debe ser tan limpio.

    un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Nada más apetecible que una dentadura usada...

    ResponderEliminar
  3. Te has quedado conmigo cuando has dicho lo de la dentadura ¡qué asco!, creí que era cualquier otra cosa. Pero has hecho bien en guardar el fideíto por si la necesidad apremia, espero que si también me apremia a mí, me invites una sopita reconfortante, jejejeje
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Crudo tu relato, Máximo. Que esta época no nos lleve a más...
    <besos,

    ResponderEliminar
  5. Que buena entrada...hacía tiempo que no pasaba por aquí...
    UN ABRAZO.
    Por cierto...te espero ehhh

    ResponderEliminar
  6. Me ha encantado tu relato, quizás no tan alejado de una futura realidad ¿quién sabe? personalmente no me sorprendería tanto, como cuando las ví amontonadas por primera vez en un mercadillo de China. ¿Pero es posible que estas cosas también se vendan y se compren? Pues si, parece que si....... Un abrazo Maximo,

    ResponderEliminar
  7. Pensaba en una mayúscula sonrisa, nada habitual, y luego me decepcioné un rato. Al final encajé la sonrisa y aún ahora continuo ácidamente colocándola mientras sonrio

    ResponderEliminar

Seguidores