miércoles, 10 de abril de 2019

RENTABILIDAD Y VERGÜENZA.

A los empleados de esta sucursal les ha sentado fatal la noticia. Tras años de exposición de sonrisas ante la vecindad, con el fin de convencerles de que esa oficina bancaria era su oficina de barrio, donde el trato personal que mira por sus inversiones, están garantizados. Pero hace escasos días, la junta directiva ha decidido, desde su representativa sala de reuniones a cientos de kilómetros de aquí, cerrar esta oficina al no obtener la rentabilidad deseada. Ayer mismo, colgaron en el escaparate el cartel de "se vende" y los empleados ya no han acudido a esa oficina.

A Doro también le ha sentado fatal la noticia, por eso intento consolarle caminando bajo la lluvia. Esta noche nuestro banco habitual, nos deja por segunda vez en la calle. Ni Doro ni yo, podremos dormir en nuestro cajero automático habitual, después de años de pacifica ocupación nocturna.

Tras la crisis humillante que a tantos no ha hundido, sigue lloviendo y mientras nuestros usureros oficiales se preocupan en aumentar la rentabilidad de sus inversiones, nuestros políticos ególatras y charlatanes engominados nos hablan de banderas.

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