jueves, 5 de julio de 2012

Perromari.

Del nombre del perro y de sus maneras oí hablar en unos cursillos de gestión emocional...
Y es que era una gozada para Txomin que al llegar a casa su incondicional chucho Perromari salía a su encuentro a darle la bienvenida, moviendo la cola y comiendole a besos sin nada a cambio, le lamía la cara como si núnca lo hubiera visto... y una vez en el interior de casa su pareja, su "Mari", a quien quería como a nadie, seguido de un "hola" corto, distante y cortés, le preguntaba por los acontecimientos del día, poniéndole al tanto de las averías del hogar... que si tu perro esta echando demasiado pelo a la alfombra, que si el aire acondicionado se ha estropeado, que si la nuera no le guisa bien al niño... siempre exponía una variedad de contenidos que los hacía a todos iguales, para acabar el día una vez más como "el perro del hortelano" .

Aún teniendo Txomin sus necesidades afectivas cubiertas con Perromari, necesitaba de otros afectos que poco a poco fue selecionando para su debido cumplimiento. Descartó el fútbol porque lo odiaba, al igual que los clubs de parchís, porque siempre le parecieron decadentes y humillantes, la cocina de diseño porque estaba hasta el culo de oír a ejecutivos aleccionar de como se cuecen las alubias... le hartaba esa adoración por la gastronomía que se tiene en el Norte...

...y teniendo en cuenta a los grandes moralistas en cuanto a que "todo lo que gusta y engorda está prohibido", Txómin probó pócimas, para combatir su soledad en compañia,  probó y probó encontrando  siempre un sabor amargo tras la ingesta, o hechizos tan dulces que su dietista se lo prohibía de inmediato, o tan grasientas que su colesterol subía sin control.

Al día siguiente en que Perromari dejó de existir, Txómin lo abandonó todo, le deseó a su adorada Mari lo mejor de lo mejor, mandó a tomar por el culo a su trabajo, a su banquero y a la puta crisis e ingresó en el Monasterio  de la Orden Unipersonal de los Pasotas intentando gestionar sus propias emociones por él y para él mismo ¿Soledad en compañía o soledad pura y dura?   Se creía en la obligación de ser feliz el resto de sus días, pero...  cambiaría las normas de la orden para quitar el celibato y convencer a su "Churri" de que se fuera a vivir a su celda... y ¿Si no? ¿Entraría la Mari a escondidas en el armario de la celda?... es lo que tienen los monasterios de incomodos... algo fríos.

4 comentarios:

  1. Hermana Bloguera6 de julio de 2012, 1:06

    Ufffff este Txómin que pruebe con gatopepe ...

    y si decide entrar en la orden con todas las consecuencias

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  2. Ave María Purísima, Reverenda Hermana:

    ¿Que vaya al monasterio con todas las consecuencias?... Pero Hermana... Como Usted sabe, hasta en los conventos se peca. Dios nos hizo a los hombres a imágen y semejanza de no se quién.... y menos mal que luego vino lo de la costilla, que nos alegró la vida a todos y todas, vascos y vascas, curas y monjas,...

    En cuanto a los gatos, Usted que me conoce tanto, debería saber que apenas me gustan. Las gatas ya son otra cosa, aunque no son compatibles con estas lineas tan castas, puras e inocentes.

    Le deseo un buen fin de semana... si Dios quiere.

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  3. Ufff!!!! no cambias eh!!! siempre estás al acecho.
    Hacia tiempo que no entraba,pero veo que has mejorado mucho aunque sigas con tu ironía o es sarcasmo? A veces pienso si estás enfadado contigo mismo.
    Un saludo.
    M-T.

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    1. M.T: Ni esto es ironía ni sarcásmo, simplemente es humor ácido. Por supuesto que estoy eternamente enfadado conmigo mismo, pero esto no tiene que ver conmigo tan solo un relato, cualquier parecdido con la realidad es pura coincidencia.
      Besos.

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