jueves, 13 de junio de 2013

Terciopelo.

La ví atendiendo la barra del FOLIES-BERGÈRE, dispuesta a que llegara el momento de servir lospostres, el "champagne" y los licores. Tenía cara seria, tez sonrosada con un matiz de cansancio y sufrimiento. El pelo largo de color castaño recogido en una coleta y un flequillo suelto sobre su frente. Un camafeo colgaba de su cuello con un minúsculo retrato, posiblemente de su madre. En su brazo derecho lucía una esclava. Nigún otro complemento salvo sus discretos pendientes.

Su talle parecía perfecto, aunque su porte rígido hacía adivinar un corsé que podría ser el causante de su cara seria y sufrida. No me pude aguantar, cuando el caballero del sombrero de copa le consultó algo, yo me acerqué a Desiré y con mucha discrección rocé con mi mano su talle notando que tras su suave chaqueta de terciopelo negro, se encontraba el rígido corsé que tanto le hacía sufrir.

A veces pienso que en un futuro, incluso las mujeres decentes dejarán de utilizar el corsé para salir de casa.

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